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EL PERFIL DE LA ILUSIÓN 

 

Estamos ante una auténtica "novela", un libro recipiente en el que puede encontrarse de todo -descripción, acción, sueños, diálogo, lengua viva y terruñera, voces con diferente registro, historias paralelas que confluyen, espías, escenas románticas, genius loci, contemplación poética, reflexión política, intriga-, un largo pero selectivo relato emparentado con los géneros "naturalista" y "socialrealista" por su precisión en los detalles, su estilo y su moralidad en los mensajes: una fábula consistente que puede amplificar la verdad de lo sucedido. 

En El Perfil de la ilusión, cuatro terroristas planean un atentado contra el máximo representante del Estado, el Caudillo Franco, en su visita al futuro pantano ubicado en el grandioso cañón de Las Arribes del Duero, provincia de salamanca, límite con Portugal. Mientras no llega la inauguración de la presa, estos personajes de los demás lugareños: un "protagonista colectivo" en el que han de destacar dos alter ego del autor, Pedrito -un ser inquieto y libre como los pájaros, un niño de pueblo, un trasto,  pura naturaleza- y, sobre todo, Waldo -un joven luchador, rudo y tierno a la vez, conductor de vehículos, comprometido con su familia, enamorado de la nueva maestra Delmi, sensible con los más necesitados, hasta tal punto que es pieza clave en la fuga de un grupo de portugueses hacia Francia. 

Las penurias de la posguerra, el atraso del campo, la falta de escuelas y medios, la pérdida de seres queridos y formas de vida, las casas arruinadas, el sometimiento a los guardianes de la Dictadura política,  son aliviados por los jornales en las obras de los desarrollistas en los años 60 y 70, el contrabando de las fronteras, el ingenio para sobrevivir, la fiesta y los juegos populares, la conexión con la tierra, los valores más humanos, la amistad, el afán de progreso, la emigración económica, la "ilusión" con sus diferentes rasgos o perfiles. 

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